#INVESTIGACION | Los trabalenguas son más beneficosos para tus hijos de lo que piensas


18.03.19 - La mejor forma de aprender es hacerlo jugando. En ese sentido, los trabalenguas son muy beneficiosos para los niños, pues les ayudan a mejorar su dicción, a ejercitar su memoria y, por qué no, a aprender a reírse de sí mismos. Los trabalenguas son frases o textos no muy largos en cuyo interior hay varias palabras que se pronuncian muy parecido, de forma que es difícil pronunciarlo de seguido sin confundirse entre ellas. Veamos un ejemplo: “Tres tristes tigres comen trigo en un trigal”. 

Beneficios de los trabalenguas para los niños // Según Laura Castro Romero, logopeda y vocal del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid, “cuando leemos, aprendemos y recitamos un trabalenguas trabajamos diferentes habilidades necesarias en el lenguaje”. La logopeda explica que son muy beneficiosos para los niños porque: 
  • Ejercitan la articulación / pronunciación. 
  • Estimulan la discriminación fonológica. Mejoran la dicción y el ritmo del lenguaje. 
  • Trabajan vocabulario. 
  • Si se leen, ayudan a trabajar la conversión grafema fonema y lectura comprensiva. 
  • Aumentan la capacidad de superación de uno mismo. 
  • Mejoran la atención y concentración. Ejercitan la memoria. Estimulan cognitivamente a la persona. Son un desafío para la mente.
Sobre este último punto, la vocal del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid, explica que “el cerebro coordina la articulación de las palabras no por el sonido sino por los músculos que necesita mover. En los trabalenguas aparecen repeticiones de palabras similares con sonidos muy parecidos y esto hace que nuestro cerebro se confunda”. 

Por su parte, Inmaculada Colchón Mayordomo, Logopeda y Lingüista (Nº Col.: 28/0012) del Centro Logopedia Más que palabras, extrae los beneficios de los trabalenguas a partir de la definición que aporta la Real Academia de la Lengua: “palabra o locución difícil de pronunciar, en especial cuando sirve de juego para hacer que alguien se equivoque”. Tal y como explica Inmaculada Colchón, “de esta definición tan cortita ya podemos extraer varios de los beneficios que tiene jugar con los niños a decir trabalenguas y añadiremos otros muy importantes”: 

Mejoran la dicción: lo que hace a un trabalenguas difícil de pronunciar es la repetición de sonidos parecidos que dichos de manera muy frecuente y a la mayor velocidad posible hace que los órganos articulatorios deban de ser muy ágiles para resolverlo con éxito. Esto hace que posteriormente el habla en el lenguaje espontáneo se realice con más fluidez y precisión. 

Estimulan la atención y la memoria: los niños deben memorizar el trabalenguas y estar muy concentrados mientras lo producen para no equivocarse. 

Fomentan la imaginación y es un juego divertido: al buscar palabras que sean muy similares a veces salen trabalenguas muy “locos”, esto los hace divertidos, además de la situación de ver que todos nos equivocamos. 

Estimulan el lenguaje: al intentar crear un trabalenguas se deben buscar palabras fonéticamente parecidas, esta actividad, a nivel fonológico, es muy beneficiosa para el desarrollo del lenguaje. 

Aumentan el vocabulario: en la búsqueda palabras que se parezcan, a veces, necesitan ayuda de los adultos, que les damos palabras nuevas para ellos que incorporan en su repertorio léxico. 

A todos estos beneficios, la logopeda y autora del blog "Logopedia Letra a Letra", Fina Mari Bernal, añade que los trabalenguas también son útiles para:
  • Involucrar a los niños en la lectura y en el interés por aprender. 
  • Fomentar la imaginación y competitividad de uno mismo. 
  • Mejorar la articulación. 
  • Llevar a cabo una terapia, ya que ayudan a los niños a realizar una correcta articulación y estos al ver que son capaces de pronunciarlos correctamente se sienten mejor. 
  • Favorecer la fluidez lectora. 
  • Adquirir rapidez en el habla. 
  • Entretener, las equivocaciones de estos en los niños pueden provocar risas de sí mismo y entre compañeros". 
Los trabalenguas, por tanto, tal y como comenta Bernal, "aportan diversos beneficios para los niños, y es que los niños aprenden a pronunciar correctamente además de poder mejorar su memoria. A los niños les resultan muy divertidos aprenderlos y desarrollan su imaginación y el interés por el lenguaje". Esta es la razón por la que además propone "jugar con vuestros hijos o alumnos a memorizar y recitar trabalenguas, así como a crear los vuestros propios". 

¿A partir de qué edad se pueden enseñar trabalenguas? // Laura Castro Romero explica que, “en general, alrededor de los 6 años los niños estarán preparados para practicar trabalenguas sencillos. No obstante, la evolución en cada niño puede ser muy diferente y no debemos forzarles a practicar algo para lo que no estén preparados. Un trabalenguas debe ser algo ameno y divertido, un juego de palabras que despierte la curiosidad del niño”. 

Cuándo no son recomendables // “Los trabalenguas pueden ser beneficiosos para trabajar todas las capacidades citadas anteriormente, pero no en todos los casos son recomendables”, señala Laura Castro Romero. “Es importante utilizarlos de forma adecuada y no ser demasiado exigentes en su uso ya que pueden llegar a desmotivar e incluso frustrar a aquellas personas o niños incapaces de pronunciarlos debido a algún retraso o dificultad en el lenguaje, atención, memoria, capacidad cognitiva, etc…”. 

¿Cómo se usan en el ámbito de la logopedia? // “Desde el ámbito de la logopedia, — explica Inmaculada Colchón — al que me dedico desde hace casi 20 años, utilizamos mucho los trabalenguas, sobretodo en niños con dificultades articulatorias o dislalias. Pero es importante señalar, que no los usamos para enseñar a pronunciar un fonema o sonido, de hecho esta situación sería bastante frustrante para el niño o la niña, que no sería capaz de conseguirlo en la mayoría de las ocasiones. 

Primero enseñamos el sonido de forma aislada, para posteriormente ir introduciéndolo en unidades mayores (sílaba, palabra y oraciones) en las distintas posiciones posibles de dicho fonema o sonido. Una vez conseguido esto, es decir, cuando el niño o la niña ya produce el sonido con relativa facilidad pero todavía no lo ha insertado en su lenguaje espontáneo, introducimos los trabalenguas, dentro de una fase que llamamos de generalización, en la que el sonido pasa a pronunciarse de forma automática en sus producciones espontáneas. Por tanto, en niños con dislalias, recomendamos que se juegue a trabalenguas lo más tempranamente posible, pero escogiendo aquel que contenga los fonemas o sonidos con los que no tiene dificultades, hasta que vaya resolviendo sus dificultades y pueda afrontar otros nuevos que incluyan los fonemas que antes no conseguía”. 

Vía Fonoaudiología UNC // crecerfeliz.es

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