#SALUD | El uso a gritos del celular extiende las lesiones en la voz


26.10.17 - EspaƱa.-Trinidad, maestra de niƱos de P3 (3 aƱos) en una escuela de Martorell, perdĆ­a la voz cada primavera, a medida que sus pequeƱos discĆ­pulos iban subiendo el tono de sus expresiones y ella los contenĆ­a gritando mĆ”s que ellos. El foniatra al que acudiĆ³ le explicĆ³ que eso le sucedĆ­a por un encadenado de errores en la forma en que colocaba su voz, y tambiĆ©n por la mala educaciĆ³n de sus alumnos en el uso del habla. De no poner remedio, le advirtieron, las cuerdas vocales podĆ­an encallecerse, crear nĆ³dulos y conducirla a una situaciĆ³n crĆ³nica de completa incapacidad para ejercer su profesiĆ³n. Se calcula que mĆ”s del 30% de maestros sufren patologĆ­as de la voz. La alteraciĆ³n, la disfonĆ­a, no deja de aumentar entre abogados, comerciales, periodistas de radio y televisiĆ³n, profesionales de la educaciĆ³n y, de forma creciente, niƱos que, con apenas 3 o 4 aƱos, sufren recurrentes pĆ©rdidas de voz. La disfonĆ­a es la patologĆ­a de la voz mĆ”s frecuente -afecta a cerca del 5% de la poblaciĆ³n- pero, como no duele, es frecuentemente infravalorada por quienes la sufren.

Gritar, fumar tabaco o permanecer en lugares polvorientos y ruidosos son las principales situaciones en las que se agrede a la voz. A esas circustancias se ha sumado en los Ćŗltimos aƱos el mĆ³vil (celular), asegura la doctora Mercedes Velasco, responsable de la Unidad de FoniatrĆ­a del Hospital del Vall d'Hebron, de Barcelona, Ćŗnica en su gĆ©nero en Catalunya. «El mĆ³vil ha contribuido de forma decisiva a la expansiĆ³n de las patologĆ­as de la voz -asegura-. El mĆ³vil no ayuda a controlar el tono de la voz, porque no tiene retorno (quien habla no se oye). Las personas regulamos el tono y el volumen de nuestra voz aplicando la oreja, pero como eso no es posible con el mĆ³vil, se fuerza. Se grita». Los aparatos fijos sĆ­ permiten oĆ­r la propia voz a quien habla, y la modula.

MOLESTAR EN EL METRO (subterrĆ”neo) /«AdemĆ”s de incomodar con sus elevados tonos agudos al resto de pasajeros, las personas que hablan por el mĆ³vil en el interior del metro, o en un tren, estĆ”n forzando sus cuerdas vocales y se estĆ”n arriesgando a sufrir disfonĆ­a», advierte Velasco. El grito es el recurso de quien no sabe colocar la voz en una posiciĆ³n sana, lo que deberĆ­a implicar a todo el cuerpo, asegura el doctor JosĆ© MarĆ­a RoquĆ©, miembro de la Sociedad EspaƱola de FoniatrĆ­a. «Para aprender a hablar (Ć©l instruye a sus pacientes con mĆŗltiples ejercicios), en primer lugar hay que tomar conciencia de lo que es la voz, y entender que estĆ” producida desde todo el cuerpo». La musculatura de los pulmones y la del abdomen deben intervenir tanto como la de la laringe, explica, y tambiĆ©n han de participar la cavidad craneal -que ejerce de caja de resonancia- los mofletes y el paladar. «Las personas que hablan sin apenas mover la boca obligan a las cuerdas vocales a asumir todo el esfuerzo. Prescinden del paladar, los labios y la lengua», prosigue Velasco. El crĆ”neo y la boca, aƱade, amplifican la voz y esta resuena en el exterior con el volumen y la intensidad que se ha decidido. Cuando se grita, ese proceso se convierte en tensiĆ³n sobre la garganta. «Para que la voz adquiera proyecciĆ³n se debe gesticular al hablar», concluye Velasco. 

Los foniatras lamentan la escasa presencia social de su profesiĆ³n, a pesar, insisten, de lo trascendente que es la materia prima con la que trabajan. Un abogado que se exprese con un hilo de voz en un juicio, o un periodista radiofĆ³nico incapaz de hacerse entender, caerĆ”n de inmediato en una crisis profesional. Pese a que la voz es el principal instrumento de trabajo de esos empleos, pocos de sus usuarios adquieren los conocimientos necesarios para conservarla, afirma RoquĆ©s. «¿QuiĆ©n no a oĆ­do los gritos de un locutor deportivo cuando narra un buen gol?», se pregunta.

VĆ­a MarĆ­a Clara chavarriaga | El PeriĆ³dico de Catalunya

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