30.06.15 - El más reciente hallazgo sobre los beneficios cardiovasculares de la
música, es una clara y hermosa invitación a que escuchemos música ahora,
estemos donde estemos. Y si es Bob Dylan, Bach, Led Zeppelin o Debussy,
mejor.
El estudio, realizado en Grecia, halló que si escuchamos música clásica o
rock clásico reducimos inmediatamente el riesgo a enfermedades del
corazón. Específicamente, estos dos tipos de música reducen la rigidez
de la aorta y las ondas de presión sanguínea.
Las circulación funciona así: entre más rígidas estén las paredes de
nuestras arterias, más poderosa es la presión sanguínea y el corazón
tiene que trabajar para bombear sangre a las arterias. Ello conduce a
mayor presión arterial y, por supuesto, a mayor riesgo de un ataque al
corazón. Un breve periodo de estrés, dicen los médicos, puede tener un
efecto duradero en la rigidez de las arterias; pero también un breve
periodo de estimulación musical puede tener un efecto duradero en
ablandarlas. Léase música clásica (probadísimo tranquilizante) y,
sorpresivamente, rock.
Tras algunos estudios en personas que escuchaban esos tipos de música,
los resultados fueron que los efectos en la rigidez de la aorta duran el
tiempo que dura la música, mientras que ésta tiene un efecto más
sostenido (al menos 30 minutos más) en la onda de presión sanguínea.
De hecho, cuando se trató de ondas de presión, los fans de la música
clásica respondieron mejor que los amantes del rock. Por obvias razones,
la velocidad de las ondas de presión sanguínea se redujo más con la
música clásica, y los aficionados a este género musical, dice el
estudio, son más proclives a estos efectos tranquilizadores que los que
gustan mucho del rock.
Pero, increíblemente, ambos géneros funcionan para ablandar nuestras
arterias y reducir la presión arterial. No necesitamos que nos digan
mucho más para poner música de inmediato, o al menos para planear una
buena sesión de Zeppelin y Mozart en el futuro cercano.
Via. diariouno.com.ar
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