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03.07.09 - Hoy se cumplen cuarenta años de la muerte de Brian Jones, el origen de la leyenda rockera.

Fue el líder y fundador del contingente que se conocería como Rolling Stones. La suya abrió una serie de muertes de grandes músicos a los 27 años.

Fuente: Criticadigital.com.ar



La muerte suele elevar a la categoría de mito a aquellos que tuvieron una actividad destacada y partieron de manera temprana, sobre todo en el rock. Sin embargo, Brian Jones parece lejos del podio de idolatría en el que se encaramaron Kurt Cobain, Jimi Hendrix o Janis Joplin, por citar a algunos muertos rockeros aún más célebres. Y eso que Brian fue el primero en hacerlo al morirse el 3 de julio de 1969, cuando apareció sumergido en su propia pileta. Fue una partida digna de un Rolling Stone, pero lo que explica el mito de Brian Jones no es de ningún modo su muerte, sino su auténtica vida de pionero, que estableció un modelo de “ser rockero” para las generaciones venideras.

Lewis Brian Hopkin-Jones venía de una familia ligeramente acomodada de Cheltelham, Inglaterra, y tenía unos modales que nadie asociaría a un miembro de los Stones. En la discoteca paterna, abundante en buen jazz, Jones encontró un sonido que lo fascinó: el del saxo de “Cannonball” Adderley.

Pero en su búsqueda se topó con el sonido de los blues, transformándose en un fanático purista. Armó su propia banda, primero con Charlie Watts, y después con dos niños: Mick Jagger y Keith Richards. Brian Jones era el líder indiscutido del contingente que recibiría el nombre de Rolling Stones, gracias a un tema de Muddy Waters.

Keith Richards estuvo por quedarse fuera de la banda, debido a su afición por el rock and roll, pero logró convencer a Brian de que Chuck Berry era un artista de mérito y con esto agregó el ingrediente necesario para que el grupo de blues prosperase. Cuando el resto comenzaba recién a conocer los secretos anatómicos del sexo opuesto, Brian Jones ya había embarazado a tres chicas; el hombre era una suerte de encarnación rockera del Marqués de Sade, elegante, seductor y cruel.

Su liderazgo dentro de los Rolling Stones comenzó a ponerse en juego alrededor de 1965, cuando Jagger y Richards formaron una dupla compositiva indiscutible. Los éxitos contundentes comenzaron a llegar, pero Brian no era un compositor. Sin embargo, gracias a su enorme talento, aportó con los arreglos, utilizando toda clase de instrumentos exóticos. Podía tocar la cítara en un par de horas (“Paint it Black”), o aprender el funcionamiento de las marimbas (“Under my Thumb”, “Out of Time”), lo que sirvió para que los Stones evolucionaran sin perder de vista los meteóricos progresos de sus rivales: The Beatles.

Las drogas y las mujeres lo perdieron. Su apetito químico fue minando su confianza interna, y los problemas con la ley y una traición femenina lo desequilibraron por completo. Anita Pallenberg, carnosa modelo y actriz de su tiempo, lo abandonó en un hospital en París durante un viaje, y siguió hacia Marruecos sobre la falda de Keith Richards. A partir de allí, Jones comenzó su descenso a los infiernos de su propia banda.

Durante la grabación de Beggar’s Banquet, álbum que marcó el inicio de los mejores años de los Rolling Stones tras el naufragio de su viaje psicodélico de 1967, Jones se transformó en un peso muerto para la banda, que no consiguió despertarlo de su letargo, ni tampoco lo intentó demasiado. En apenas cinco años, Brian Jones fue despojado de su autoestima, de su banda y de su novia en una caída libre que parecía imposible de detener.

Exiliado a la fuerza de los Stones, Brian Jones fue a curar sus heridas a Cotchford Farm, una granja al este de Sussex cuyo anterior propietario había sido A. A. Milne, autor de Winnie The Pooh, en la que decidió establecer residencia. Allí sus fantasías de formar una superbanda quedaron truncas cuando se ahogó en la piscina del lugar. El forense dictaminó con velocidad inusual que la muerte había sido accidental y se procedió a enterrar el cuerpo. Era el primer cadáver del rock, y también el inicio de una larga serie de muertes que sucederían a los 27 años.

Últimamente surgieron algunos interrogantes sobre las circunstancias de su muerte. “La muerte de Brian siempre será sospechosa”, dijo Keith Richards. Nadie llevó adelante una investigación exhaustiva del caso, y cuando Thorogood murió en 1993, se dice que le confesó a un amigo la autoría del hecho. El 5 de julio de 1969, los Rolling Stones despidieron a Brian con un concierto en Hyde Park. Mick Taylor era su nuevo guitarrista.

Y el resto, es historia. O, mejor dicho, leyenda.

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