Detrás de un problema de aprendizaje puede haber un problema auditivo


07.03.17 - Detrás de las dificultades en el aprendizaje o en los déficits de atención de los chicos puede haber un problema auditivo, por lo que los especialistas recuerdan la importancia de realizar controles. Antes o durante las primeras semanas del comienzo de clases, un buen momento para los chequeos. 

El impacto de la pérdida auditiva sobre la adquisición y desarrollo del lenguaje y las capacidades cognitivas, dependen en gran medida de una efectiva detección temprana. Sugerimos a los padres tener en cuenta los controles de audición de los niños en diferentes etapas de su desarrollo”, recomienda la médica cirujana María Margarita Acosta, coordinadora del Programa Nacional de Detección temprana de Hipoacusia del Ministerio de Salud de la Nación
Más allá de la evaluación obligatoria al nacer, la especialista aconseja realizar chequeos a los 3 años, en coincidencia con el ingreso al jardín. En niños más grandes, la consulta se indica en caso de que se observen alteraciones en el lenguaje, o que necesite muchas veces que le repitan las cosas, "lo que a veces puede ser atencional, pero se sugiere eliminar cualquier tipo de duda", dice Acosta, que es también asesora de Gaes Centros Auditivos. 

La falta de atención, retrasos en el lenguaje o en el aprendizaje y hasta trastornos de conducta pueden ser signos de hipoacusias leves a moderadas sin diagnosticar. Muchos chicos utilizan estrategias para comprender lo que quieren oír, como leer los labios. Otros hablan gritando, o bien no registran si alguien les habla por detrás. Una hipoacusia de leve a moderada no diagnosticada a tiempo puede generar trastornos del vocabulario y problemas de dicción, entre otras dificultades, que pueden terminar impactando en el proceso de aprendizaje. 

Leopoldo Cordero, director del Centro de Investigaciones Otoaudiológicas, sostiene que incluso pérdidas moderadas de más de 30 db (decibeles) pueden originar distracción, desatención o comportamientos inadecuados en el aula. Y agrega que "pérdidas severas de audición (más de 60db), en especial las que afectan ambos oídos, se hacen más evidentes y manifestarán trastornos lingüísticos y de comprensión más alarmantes para padres y docentes". 

Los chequeos básicos contemplan la realización de una audiometría (que valora los umbrales auditivos) y, como complemento, una logoaudiometría (informa sobre la intensidad sonora que ese niño necesita para la comprensión de la palabra hablada). Previamente, un examen visual del oído (otoscopía) "permitirá sacar cualquier elemento obstructivo del canal auditivo externo (lo más habitual es el tapón de cerumen) y visualizar, así, la membrana timpánica que puede mostrarnos también problemas en el oído medio que pueden provocar deterioro auditivo", explica Cordero.

Visto en Clarin.com

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