20.01.15 - España.- ¿Alguna vez, al escuchar hablar a alguien, notaste que esa persona
estaba nerviosa o estresada? Si la respuesta es afirmativa, igual no
andaba desencaminado. Ronca, aguda, entrecortada y, en ocasiones,
prácticamente inaudible, el estrés afecta a la voz mucho más de lo que
creemos. “La voz es el espejo de lo que soy y el reflejo de cómo estoy.
Imaginate a tu actriz favorita en una película. Piensá que en una escena
es perseguida por un tigre hambriento que pretende devorarla. ¿Cómo creés
que sería su voz si tratase de gritar? Y si lo consiguiese, ¿cómo sería
tras ese grito?”. De este modo comienza a explicar Lidia Rodríguez,
logopeda y vicepresidenta de Relaciones Internacionales e
Institucionales de la Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología (AELFA),
la estrecha relación entre voz y trastornos emocionales. Además, según
apunta la experta, los efectos del estrés en la voz son bilaterales, es
decir, “el estrés afecta a la producción de la voz y la voz afecta a
generar estrés. Y la respiración es el vínculo que relaciona
ambos. El habla se vuelve ansiosa, agitada, rápida y tiene escasas
variaciones tonales.
Según datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL),
el 5% de la población española sufre algún trastorno de la voz que
requiere atención médica. Y los expertos coinciden en un dato revelador:
en un porcentaje considerable la causa no es otra que la tensión. Son
lo que se conoce como disfonías psicógenas. “Entre un 20 y un 30% de los
pacientes que tratamos en consulta padecen esta patología. Muchas
veces, solo con escucharlos, ya sabemos cuál es el problema. Suelen ser
personas nerviosas, con conflictos personales o familiares, que hablan
de forma atropellada y presentan una voz ronca, como si llevasen una
bolsa de 100 kilos en cada brazo. También se da en profesionales que
usan mucho su voz o después de un catarro, sobre todo en jóvenes, que de
repente comienzan a hablar con una voz susurrada. Aparecen con el
cuello tenso y se quedan sin aire al final de las frases”, comenta el doctor Ignacio Cobeta, jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y catedrático de la Universidad de Alcalá.
¿Querés saber si padecés estrés? Lidia Rodríguez nos propone un
sencillo experimento: “La respiración es el chivato que nos permite
identificar una voz nerviosa de una voz calmada. Si, por ejemplo,
respiramos por la boca en las pausas, nuestra voz transmite nerviosismo.
También hay un ejercicio interesante que consiste en medir el número de
palabras que articulamos en un minuto. Si es superior a 160, y además
en nuestro día a día varias personas nos dicen “perdoná, ¿podés
repetir?”, no hay duda”.
Pero, ¿cómo funciona el engranaje formado por estrés y voz? Muy
sencillo, cuando estamos estresados la musculatura del cuello está tensa
y los músculos de la laringe se contraen en exceso. Por otro lado, las
cuerdas vocales, bandas musculares, también reaccionan en momentos de
estrés o de nervios. Todo junto es un cóctel explosivo, tanto que en
ocasiones nos puede privar del habla durante un tiempo. Es lo que
ocurre, por ejemplo, tras casos de estrés postraumático. Según palabras
del doctor Cobeta, “es como si alguien nos apretase la laringe”.
Aunque los especialistas coinciden en que todos podemos ver
trastocada nuestra voz, también apuntan que hay gente más propensa a sufrir estrés. Se refieren a los profesores, cantantes, teleoperadores,
aquellos profesionales cuya voz es su herramienta de trabajo y que,
además de estrés, suelen sufrir fatiga vocal. De hecho, según un informe
de la Federación de trabajadores de la enseñanza el 22% de los
profesores españoles padece afonía ––ausencia del tono de voz –o
disfonía –disminución del tono–. Por su parte, las mujeres entre 30 y 45
años también padecen más trastornos a la voz debido al estrés.
Ante cualquier trastorno los expertos recomiendan acudir a un
especialista para que determine el origen y descartar la presencia de
otras alteraciones de tipo orgánico como pólipos o nódulos. Solo así
podremos tener un diagnóstico exacto y recibir, si es necesario, el
tratamiento más adecuado. “Si la causa es el estrés, hay que identificar
el problema que lo causa y tratarlo. En cualquier caso, el hecho de
conocer el origen del trastorno ya suele tranquilizar bastante al
paciente. Pero en muchos casos, además de atacar la base, es necesario
acudir a rehabilitación vocal”.
¿Querés recuperar la voz?
María Ruiz del Árbol, logopeda y directora de Eduvoz,
explica qué aspectos se trabajan en la rehabilitación vocal. “La
rehabilitación consiste en trabajar la postura corporal ya que una
postura erguida y relajada es fundamental para utilizar correctamente la
voz; la relajación de todo el cuerpo y en especial del cuello, los
hombros y la mandíbula; la respiración costo-diafragmática, que permite
controlar la salida del aire desde el diafragma, sin necesidad de tensar
la glotis, las cuerdas vocales y los músculos del cuello; y la
impostación de la voz, es decir, llevar el sonido de la voz a las
cavidades de resonancia para conseguir un máximo rendimiento con un
mínimo esfuerzo”.
Según María Ruiz del Árbol, para mantener nuestra salud vocal,
debemos evitar el tabaco, el alcohol, los ambientes ruidosos y cargados,
la polución, las bebidas muy frías y también las muy calientes y los
golpes de glotis como, por ejemplo, el carraspeo.
Por su parte, el doctor Ignacio Cobeta insiste también en la
necesidad de Identificar nuestro grado de resistencia o capacidad vocal.
Si hablando un número de horas al día vemos que nuestra voz se
resiente, debemos hablar menos o realizar un entrenamiento con un
especialista. Asimismo, hidratarnos bien y no hablar por encima del
ruido ambiente, resulta crucial.
Vía. ElPaís.com
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