13.07.09 - Argentina.- Lo considera uno de sus referentes, junto a Fontana y Mareco. CreciĆ³ oyendo radio y en su casa compraron un televisor cuando Ć©l debutĆ³ en "La campana de cristal".
Como quien se anima al juego de la memoria —Ć©se en el que, entre muchas cartas tapadas, hay que descubrir cada par escondido—, su relato, solito, va soltando pares de situaciones que confirman su primera frase: "He sido una proyecciĆ³n mĆ”s o menos fiel de lo que era cuando tenĆa 10 u 11 aƱos". Y, entonces, detenidos en el camino que ahora repasa, aparecen guiƱos entre el niƱo que fue y el hombre de radio que Fernando Bravo quiso ser, como cuando cuenta que la revista El grĆ”fico del '64 en la que aparecĆa como ganador de una regata, tenĆa en tapa a Luis Artime, el goleador de River que Ć©l coleccionaba en figuritas. O como cuando recuerda que en vez de lamentar que en su casa no hubiera televisor, le encontraba, sin buscarlo, su encanto a la radio, sin sospechar entonces que el oyente de San Pedro se harĆa oĆr mĆ”s allĆ” de la propaladora.
Fuente: Clarin.com
Con 40 aƱos de oficio y una voz que domina a su antojo, Bravo asoma como el mejor entrevistado para desgrabar: ninguna respuesta se pierde en los laberintos de las palabras. Cuando empieza a contestar pareciera saber cuĆ”ndo y cĆ³mo va a cerrar la frase. JamĆ”s una conjugaciĆ³n errĆ³nea ni un concepto inconcluso. Y, de yapa, los tonos.
"En mi Ć©poca, para llegar a laburar de lo que laburaban (Antonio) Carrizo, (Cacho) Fontana o (Juan Carlos) Mareco, que eran mis referentes, habĆa que hacer el curso de locuciĆ³n. Y hoy, muchos chicos creen que hay otros caminos. Seguramente los habrĆ” porque la profesiĆ³n se ha desregulado mucho, pero la formaciĆ³n sigue siendo importante. Se nota cuando ponĆ©s Ć©nfasis en el manejo de la voz, de las inflexiones, en el respeto por las eses... El buen decir y el cuidado del idioma son zonas que no resigno y eso que a Carrizo no le llego ni a los botines, por ejemplo".
Hijo de un vendedor de autos que tenĆa una estaciĆ³n de servicio y de una profesora de piano que "le enseĆ±Ć³ a tocar a medio San Pedro", reconoce que tuvo "una infancia muy feliz, en la que me tuve que entretener bastante solo. No tuve los vicios del hijo Ćŗnico. VivĆamos en una casa muy chiquita, sin patio, asĆ que el patio era prĆ”cticamente la calle. Me recuerdo mucho jugando en la vereda, andando en bicicleta por el pueblo, jugando a la pelota". Dice que el fĆŗtbol "quedĆ³ como una anĆ©cdota porque no era bueno. Y a fines del 76, cuando estaba en Rivadavia, me anotĆ© en un torneo interradial: un sĆ”bado a la maƱana fui a jugar y me quebrĆ© y tengo dos clavos en la pierna derecha y ahĆ abandonĆ© para siempre".
El deporte, sin embargo, lo contĆ³ como "jugador de pelota a paleta, de bĆ”squet, de tenis... pero en lo que mĆ”s me he destacado es en el yatching". Si bien en parte se hizo de River para "llevarle la contra al viejo", que era de Boca, el fĆŗtbol los uniĆ³ en instantĆ”neas que Bravo no olvida: "La primera vez que me llevĆ³ a una cancha fue en Rosario, para ver Central-Boca, un dĆa muy lluvioso. Y la Ćŗltima vez que fuimos juntos fue en el Mundial 78".
Emotivo empedernido, se ilumina cuando evoca viejas postales que ni siquiera el tiempo arruga: "Mi viejo me enseĆ±Ć³ a manejar a los 12 aƱos y me hizo descubrir muchos secretos de los autos", dato que convirtiĆ³ en beneficio cuando debutĆ³ frente a un micrĆ³fono relatando carreras en Radio Argentina. Nacido el 20 de abril del 44, a los 20 se anotĆ³ en Ciencias EconĆ³micas —a pesar de haberse llevado siempre matemĆ”tica— y al aƱo abandonĆ³ la carrera para sacarle punta a esa voz que habĆa estrenado pĆŗblicamente a los 15 en la propaladora del pueblo. A los 23, se instalĆ³ en una pensiĆ³n de Buenos Aires y estudiĆ³ en el ISER, y en el 69 dio una prueba —que aprobĆ³— en Canal 13 para La campana de cristal: tuvo que improvisar una entrevista a un supuesto pianista y a un cientĆfico (interpretado por Julio Lagos).
AhĆ sĆ, entonces, sus padres decidieron comprar un televisor. MĆ”s allĆ” de sus muchos trabajos —como Siglo XX cambalache, 20 mujeres o Mesa de noticias— siente ahora que "puedo vivir sin la televisiĆ³n. Sin la radio no sĆ©... la radio es mi nave insignia", admite el conductor de Bravo Continental (de 13 a 17 por Continental), un magazine vespertino en el que combina su pasiĆ³n por la mĆŗsica, las noticias y su humor de chistes cortitos y al pie.
Casado con la productora Andrea Montaldo, padre de tres hijos y abuelo de Santiaguito —el nene de 3 aƱos que suele ponerlo en jaque frente a la tecnologĆa—, entiende que "la tele ha cambiado algunos cĆ³digos y uno, a los 65 aƱos, estĆ” resistiĆ©ndose a resignar". Palabras del mismo hombre que, a cuento de la madurez, asegura que "ya no me ahorro ningĆŗn tipo de gesto que me permita revelar lo que pienso de una persona. Tal vez de joven me he bancado algunas cosas, que ya no. Hay una canciĆ³n del Nano Serrat que dice vestido para la ocasiĆ³n. Yo ya no me visto para la ocasiĆ³n".
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